Desde mi propia experiencia, estudiando con la misma maestra de piano que Camila Vaccaro, puedo decir que ella es una artista ecléctica hasta las venas. Con una trayectoria de varios años de dedicación integral, ha fusionado desde sus primeros años de piano sus experiencias personales con sus vivencias musicales, en un ascendente proceso creativo. Ha estudiado hasta los más bellos y variados escondrijos de la música folklórica sudamericana, viajando por una infinidad de países hispanoamericanos y perteneciendo a distintas agrupaciones, lo que ha emanado en la creación de lo que hoy en día es su trabajo como solista. Hasta la fecha, Camila ha dado a luz a dos discos que suenan dignos de su madurez personal y musical, pero no por eso menos irreverentes, histriónicos y viscerales.
El más reciente, ‘Drama Dramática’, se forma de siete canciones, grabadas en vivo en Estudios La Makinita, que dan vida a este disco parido en tiempos de transformación y silencio. Este nuevo trabajo presenta una mirada existencialista sobre el ejercicio de vivir, la justicia, el derrumbe de los dogmas internos y la entrega al misterio del sinsentido.
Vaccaro, acompañada de Rodrigo Rojas, Pancho Craddock y Edén Carrasco dan vida a estas pistas en las que estampan un sonido libre en un lenguaje de diálogo al son de ritmos populares, aires folklóricos, rock e improvisación.
Aquí mi entrevista con Camila.
¿Cómo ha sido todo este proceso de transiciones o pivotes que has vivido como músico, desde ser pianista, pasando por pertenecer a una banda folklórica, hasta ahora tener tu propio proyecto solista?
El camino de la música ha sido como el camino de la vida. Un sendero no hecho, horizonte por explorar, paso a paso. Dentro de este oficio he trabajado e indagado donde me ha llevado el deseo y las posibilidades materiales para poder vivir, es decir, las posibilidades laborales. Desde el piano clásico solista, al piano acompañante, a la guitarrera que toca serenatas, he trabajado en teatro, circo, danza, espectáculos musicales, tocando piano, acordeón, percusiones, cantando. Un poco de todo, quizás nada con tanta profundidad, no esa profundidad de especialista por lo menos, que nos enseñan que tienen tanto valor. Más allá de pensar el oficio de la música como la especialización de algo, lo pienso y vivo como un, valga la redundancia, “oficio”, y es en ese oficio, el de comunicar a través de la música, en que me he zambullido con dedicación y, muchas veces, cansancio. Ahí la cosa va tomando distintas formas nomás, deja de existir tanta distancia entre un concierto de piano, cantar una chacarera en un velorio o crear un mundo hecho de canciones propias.
Todo esto supone estar dispuesta al cambio y, muchas veces, dejar espacios conocidos y “seguros” por ir en busca de nuevos destinos; por deseo o necesidad. Cómo dije arribita, así mismo como la vida.
Cuéntanos un poco de las cosas o temáticas que te inspiran para crear. ¿Es un proceso largo, algunas canciones simplemente “llegan a ti” o depende mucho de la canción? ¿Las composiciones vienen de experiencias personales o son observaciones de la vida y de tu entorno, o ambas cosas?
Eso de que las canciones llegan como un acto de inspiración mágico es, sólo a veces, algo así como cierto. Ha ocurrido en algunas ocasiones que, efectivamente, las letras y músicas salen como atoradas, organizadas desde adentro. Ahora mismo que lo escribo pienso en que eso tampoco es un acto aislado, pues si la canción ha sido parida así, sin duda hay un momento de gestación en nuestro interior que no por no verlo, no existe. Nada aparece de la nada.
Hago la distinción acá de la diferencia entre hacer una canción y el oficio de componer. En este oficio del componer la cosa se trata de dedicar tiempo y trabajo al asunto. Trabajo que no es sólo sentarte a escribir, tiene que ver con el tiempo destinado a leer, ver, levantar las preguntas que aparecen en una conversación aireada con otres o en la intimidad de nuestra soledad. Quizás el trabajo, otra vez, tiene que ver con aprender a vivir y luego a destinar tiempo para materializar y aterrizar eso que da vuelta dentro de una.
Las razones que me llevan a crear también son variadas. Motivaciones personales, deudas antiguas, preguntas sobre existir, ejercicios de memoria, qué sé yo, un montón de cosas. En ese sentido cada disco, en mi caso, tiene algo de temático (algunos más que otros), e indagan-observan-describen desde un lugar particular.
Cada instrumento toma tiempo y dedicación, por lo que me imagino que debe ser difícil, debe requerir mucho trabajo. ¿Es difícil el proceso de ser “multiinstrumentista”?
Difícil no es una palabra que se me ocurra cuando pienso en tocar muchos instrumentos. Pienso y siento que esta todo tan interconectado, que el asunto es “aprender a estudiar” y sacudirse el impulso procrastinado. No se trata de estudiar cada instrumento como mundos separados que nada tienen que ver. Quizás, el mayor desafío es, una vez más, regalarse ese tiempo de nada que, muchas veces, es el estudiar. Cierto es que a veces tenemos metas muy concretas; aprenderse algo para tocarlo en tanto tiempo. Pero la verdad es que con los años, es un tiempo de volver al silencio de mí misma, encontrarme con mis manos y este cuerpo, que en ese ejercicio de hacer sonar cosas me da mucho placer.
Volviendo a lo “difícil”: quizás lo difícil es la disciplina y no descansar en lo ya alcanzado. Que no se trate de “alcanzar” algo, que se trate de regalarse ese momento de presente total con las herramientas en las manos.
¿Hay algo que nos puedas contar con respecto a cómo se gestan los proyectos artísticos y musicales, desde tu experiencia? Por ejemplo, para financiar tocatas y giras, ¿a qué recursos has tenido que recurrir?
Los proyectos se gestan individual y colectivamente. Depende del momento, intención y circunstancia. En mi caso, si bien he recurrido a fondos de cultura estatales o internacionales (Fondart, Ibermúsicas), la posibilidad de avanzar en mis proyectos está estrechamente relacionada con una comunidad que lo hace posible. Ahí están puestas las fuerzas organizacionales, creativas, físicas y prácticas para soñar, pensar y materializar. Todo muy cuesta arriba la mayoría del tiempo, pero posible. La posibilidad real de vivir como vivo y de hacer lo que hago, se lo debo al entramado humano maravilloso del que también soy parte. Viva la autogestión.
¿Cómo nació el proyecto de este nuevo disco ‘Drama Dramática’ ?
El disco DRAMA DRAMÁTICA nace de años de derrumbe y silencio. El estallido social en Chile, la pandemia, la vuelta a la «normalidad» que nunca más pudo ser normal, todo lo que nació y luego derivó en tantas grandes caídas, el rumbo del movimiento social, la emoción, frustración y amargura de estos tiempos torcidos, todo eso en la caldera de mi cabeza fue lo que nació de mi boca para darle vida a DRAMA DRAMÁTICA. Mi primer disco, LA BRUJA, fue, en términos simbólicos, prender la luz en el cuarto oscuro de mí misma, para mirar a los ojos diablos, culebras, brujas y demonios que me habitaban. Algo así como un abrazo con la propia oscuridad. En esa línea, DRAMA DRAMÁTICA viene a quitar el velo sobre el mundo, ejercicio hecho a fuerza de las circunstancias, para poder ver el mundo como es y no la «idea» que uno tiene sobre él. Disco profundamente existencial, fruto del encuentro con el sinsentido de la existencia y el vértigo doloroso y placentero del vivir.
Para escuchar ‘Drama Dramática’ escuchar acá: https://open.spotify.com/album/5gERl5KyRRZGZDaCRlaTDf?si=SSQD4uP8QwSST4cLYcxw_w