Suelo sentir el ritmo con todo mi cuerpo y es imposible no hacerlo con la cadencia de la voz de Julio Higuera, corazón y voz de esta banda chilena, además de compositor de sus canciones.
Su música, ha tenido una evolución intensa, no siempre han sido los mismos sonidos y voces, los músicos que han conformado la banda han sido variados. Puedo recordar con emoción al primer bajista y a la primera guitarrista que tuvo La Moringa, que dotaban a la banda de una cadencia insuperable. Quizás ese encuentro con esos portentos ocultos de la música, que le sentaban tan bien a la hermosa voz de Higuera, fue lo que me hizo amar a esta banda.
Les he podido ver crecer, experimentar con violines y bronces, en permanente evolución. Hoy, la voz de la cantante que acompaña a Julio en la interpretación de las canciones, me ha traído a la memoria el recuerdo de la primera Moringa. La voz de Camila Colibri tiene la virtud del atrevimiento, subvierte las melodías de Higuera, es su adversaria y su complemento. Sin embargo, la mayor sorpresa que tuve en mi último encuentro con la banda, fue la batería, no puedo dejar de pensar que este muchacho, Lorenzo Aliaga, el más joven de la banda, es el músico más acabado y fino del grupo, dota a las inteligentes canciones de Higuera de un toque fino de jazz, no perturba al resto de las voces sino que le concede el exacto punto de rhythm and blues que requiere esta música que atrae otros sonidos americanos, los que nacen en esta Latinoamérica también morena y que el músico también conoce.
El grupo, con una ejecución afiatada, encanta a la audiencia.
El bajista, Matías Espinoza, escondido para mis ojos tras la fabulosa cantante, juega con la batería dándole alma al grupo. El sintetizador en cambio, inmerso el músico en su doble rol de dirección y tecladista, parecía discutir con las melodías de Higuera, como un Picasso lo haría ante un Pollock. Cristian Vega se posiciona en su rol de Director de la banda y, con esa batuta en mano, pareciera que le costara caminar junto con los otros sonidos de la banda, en esa tensión que parecía contradecir la base de jazz de sus propias canciones.
Debo terminar diciendo que la música de la banda es excelente, nadie sobra en los sonidos de sus canciones donde destacan La ciudad como una canción de antología, aun así, quiero ver cómo logran resolver las discusiones musicales que se escuchan tras la puesta en escena, y ver cómo va evolucionando esta banda que apasiona. Puedo recomendarla, escúchela, La Moringa Banda merece nuestra atención.
Nota escrita por Eleonor Concha sobre concierto en Audiomusica 7 de octubre 2022