Imágenes por Pablo Reyes
Se cumplen dos años de la partida de Cristián Cuturrufo y de igual forma, se terminaron los ‘enterteiner’ en el jazz chileno. Aparte de su talento, Cristian tenía una cercanía con la audiencia como pocos. Pertenecía a los músicos que cautivaban con la música y sus historias. Daniel Lencina, Héctor Briceño y Cristián Cuturrufo, permanecerán por siempre en la memoria de los amantes del jazz.
Acá les compartimos algunos testimonios de sus amigos y colegas, que tuvieron el privilegio de compartir con Cristián Cuturrufo.
Así como he contado la 1a aparición de Cutu en el marco del 2o Encuentro Internacional de Jazz de Radio Classica en 1991, en donde las pocas notas que tocó en el Teatro Baquedano fueron suficientes para saber que era un diamante en bruto, Cutu fue presentado para tocar en quinteto liderado por Arnie Lawrence (saxofonista norteamericano) y hacer un solo en un tema que no recuerdo. La respuesta del público fue impresionante, ante lo cual, Arnie se le acercó y entre los vítores le dice al oído… “ok, has dejado de ser una sorpresa”. Posteriormente treinta años después, en la última gira que hicimos en el 2018 por Centroamérica cerramos en Tegucigalpa, Honduras. Cuando llegamos a hacer prueba de sonido, había un grupo de latin jazz probando. Cuando vieron a Cutu, inmediatamente lo rodearon y le ofrecieron un arreglo de un tema de él… Maravilloso, demuestra la admiración y cariño que los músicos jóvenes de todas partes tenían por Cutu. (Alejandro Espinosa / Baterista)
Todos tenemos alguna buena historia de cómo conocimos al Cutu. En los 90’s era nuestro referente (por lo menos, el mío), siempre estaba en el Club de Jazz y tocando en todas partes. Siempre fue generoso, amable y crítico. Por lo tanto, tocar con él siempre fue divertido, así como también escuchar sus historias y lo que entendía por la música. Tuve la suerte de tocar con él 2 meses antes de su partida en el Festival de Jazz de Temuco, junto a Alejandro Espinosa y Sebastián Prado, y aún tengo los audios que me mandaba, mientras esperábamos tocar (a veces lo escucho y me trae toda la buena onda de su personalidad). (Marco Reyes / Contrabajista) En 1994 Cutu me llama; «Chacón, no nos conocemos, necesito que te vengas a Coquimbo para tocar Jazz», Yo contesto: «Ok, me esperas en el terminal y vamos a ensayar» Cutu: «ya» apenas me había bajado del bus Christian me esperaba con un churrasco marino en una bolsita y una cerveza en la otra mano, (sándwich de pescado frito con ensalada chilena y ají verde más una cerveza Cristal en lata), y me dice «Este es el primer tema que tienes que memorizar». Fue el comienzo de una amistad que guardo con un inmenso cariño, nunca nos separamos hasta el día en que partió, para mí fue un amigo, que me ayudó a ser mejor músico, brillante, desatado, con una energía que pocas veces he visto, solo en los artistas y músicos de excepción, su claridad de ritmo, melodía y armonía eran únicos, su habilidad para generar trabajo, solidario y severo con sus colegas, original, son muchos los adjetivos que puedo nombrar, pero su vida siempre fue superlativa, luego nos hicimos grandes amigos, nuestras familias e hijos hasta el día de hoy se relacionan, una amistad muy por encima de lo normal, nunca te olvidaré «Gordo», la tristeza me embarga con tantos recuerdos. «Que descanses en Paz hermano, y siempre esta será tu casa» (Felipe Chacón / Contrabajista)
) La última vez como andaba en Santiago fui a “la esquina del jazz” en el Barrio Italia. The Jazz Corner estaba llenísimo; en la puerta el dueño me dijo “Imposible entrar, no hay ni un solo lugar”, entonces le dije que quería saludar al maestro Cuturrufo, que por favor lo llamara o me dejara ir a saludarlo y me iba en seguida. —Voy a preguntar —me dijo—, ¿cómo te llamas? —Fulvio. Y luego de unos minutos apareció Cutu. —¡Qué está! haciendo acá afuera, hueón! —me dijo, cagado de la risa; y luego de un gran abrazo me llevó directo a la barra, pidió un taburete al bartender y me dejó instalado —Tengo que seguir tocando— dijo. Yo estaba feliz. Cuando Cutu tocaba hueveando, nosotros, su público, lo seguíamos eufóricos, bailando a su antojo; cuando tocaba “en serio”, todos con la boca abierta, silencio absoluto. Éramos súbditos, felices de serlo. Al rato volvió a mi lugar, quería mostrarme su flügelhorn, “Este es un Ferrari, hueón, ojo”, dijo, orgulloso de su instrumento. Hablamos por otro breve rato, siempre riendo, puntualizamos los problemas de volver a Lebu porque coincidían mis fechas con sus proyectos, pero la intención estaba, sus ganas estaban, “De repente va a salir, compadre”, me dijo, me dio un golpe en la espalda y desapareció por un pasillo. ¿Cómo diablos iba a imaginar que sería la última vez que hablaba con él?, imposible, en otro universo quizá, en éste sólo queda aceptarlo, pero cuesta, es… demasiado. (Fulvio Casanova / Organizador del Festival de Jazz de Lebu)
La talla a flor de piel, de la manera más astuta y despierta, una inteligencia superior, intuitiva, esa sabiduría musical que devenía en una sabiduría popular, no enciclopédica, eso lo hacía acercarse a otras experiencias y formas musicales, creo que su temprana partida, no solo duele por el afecto y el cariño que se le tenía como amigo, sino también porque tengo la convicción de que hubiese desplegado su talento más allá de las fronteras del Jazz (ya venía encaminado hacia aquello). (José Burdiles / Baterista de Orquesta de Poetas)
Cristián fue para mí un gran amigo y colega músico, nos conocimos a mediados de los años 90 y compartimos muchos conciertos, algunas giras y muchos asados Cristián fue muy generoso con la fama y espacios que logró empezar a desarrollar. En aquellos años me invitó a abrir su club de jazz de Coquimbo lo cual para mí fue todo un honor, también nos tocó formar una banda titulada Chilejazz cuya intención era recopilar arreglar y versionar música latinoamericana, con una visión jazzística. Esa banda grabó en el 2004 relacionado con una gira a Londres, las islas británicas. Siempre fue un músico muy entregado en el escenario era el rey de la fiesta y nunca dejaba que decayera la energía en el escenario y en el público. (Federico Dannemann / Guitarrista)
Corría la década de los 90 y la actividad musical era bastante nutrida, sobre todo con los festivales de jazz que hacía Radio Clásica. Recuerdo que en uno de esos encuentros llegó como figura promisoria de la trompeta un joven muy talentoso proveniente de la ciudad de Coquimbo. La conexión fue inmediata y la sorpresa de escuchar a un joven tan talentoso, cautivó a todos quienes éramos parte de la escena musical en aquel entonces. En lo personal, debo expresar que tengo una relación muy cercana con la región de Coquimbo, pues pasé gran parte de mi juventud vacacionando allá. Esto hizo que en muchas ocasiones compartiéramos gratísimos momentos con Cutu en su casa de Peñuelas. Tengo el mejor de los recuerdos de su persona, tanto en lo personal como musical y creo que hemos sufrido una gran pérdida con su temprana partida. Espero que su corta estadía sirva de inspiración para las nuevas generaciones. (Marcos Aldana / Saxofonista)
Cabe destacar que el sello nacional Ciudadano Records, se encuentra trabajando en recopilar gran parte de su discografía, incluso grabaciones inéditas, las cuales se podrán escuchar a mediados del mes de abril, en todas las plataformas digitales.